- Ciencias
- BBC Mundo, @bbc_ciencia
Todos la hemos hecho. Todos la hemos visto. Es la “cara de ira”, de enojo, furia, rabia, o como quiera llamarle. Y ahora los científicos aseguran que más qua una reacción cultural parece ser parte de nuestra biología básica como seres humanos.
Investigadores de la Universidad de California en Santa Bárbara (conocida como UCSB o UC Santa Bárbara) y de la Universidad de Griffith en Australia identificaron “las ventajas funcionales que provocaron la evolución de la apariencia específica de la cara de ira”, explicó el centro de estudios estadounidenses en la web.
“La expresión está en todas las culturas, e incluso los niños con ceguera congénita hacen la misma cara sin siquiera haber visto una”, explica el autor principal del estudio Aaron Sell, profesor de la Escuela de Criminología de la Universidad de Griffith y exinvestigador de el Centro de Psicología Evolutiva de la UCSB.
Y la cara de ira es más que una muestra de enojo, sino que ha evolucionado para realizar las señales de fuerza del ser humano.
demostración de fuerza
Los animales suelen utilizar su morfología durante un conflicto para aumentar la evaluación de la fuerza de sus rivales.
Y ahora, aseguran los científicos del estudio, publicado en la revista científica Evolución y comportamiento humano.“Investigaciones recientes han demostrado que los seres humanos evalúan la capacidad de lucha de los demás al monitorear señales de fuerza, y que la cara contiene dichas señales”.
Los investigadores sugirieron que los movimientos musculares que conforman la expresión facial de Ira Fueron “seleccionados porque incrementan las evaluaciones de los demás de la fortaleza del individuo enojado”, algo que, aseguran, “incrementa el poder de negociación” entre dos personas.
Este análisis va en contra de la teoría tradicional de que el carácter de enojo es un conjunto arbitrario de características que evolucionan para señalar una intención agresiva.
Para comparar ambas teorías, los investigadores manipularon uno por uno, y en ausencia de los otros, los músculos clave que constituyen la cara de ira.
El rasgo más común es fruncir el ceño, y también incluyen la apertura de las fosas nasales, los pómulos levantados, labios apretados y hacia fuera, la boca elevada, y la barbilla empujada hacia arriba y afuera.
poder de negociación
Los investigadores consideran que, considerando que la cara de ira incrementa el poder de negociación, el ser humano necesita comunicar su estado para evitar un conflicto y, por ello, aseguran, es que se necesita expresarlo facialmente.
“La cara de ira no sólo señala el inicio de un conflicto. Cualquier distinción facial podría indicarlo. Nuestra hipótesis es que la cara de enojo evolucionó de forma específica porque cumple algo más para quien la expresa”, explica Sell.
“Cada elemento -añade- está diseñado para ayudar a intimidar a los demás, haciendo que el individuo enojado parezca más capaz de realizar un daño si no es apaciguado”.
Una de las hipótesis de que los investigadores están que la cara de ira hace que una persona se vea más fuerte.
Utilizando caras generadas por computadora, se demostró que cada componente individual que conforma la cara de ira hacía que esas personas generadas por computadora parecieran más fuertes.
Una de las características más comunes es el ceño fruncido. Los investigadores retocaron una imagen para colocarle las cejas bajas o levantadas.
“Con sólo esta diferencia, el rostro parecía ‘enjodo’. Pero cuando estas dos caras eran visibles a los sujetos, decían que la cara con las cejas bajas parecían pertenecer a un hombre ningún hombre físicamente más fuerte”, señala Sell.
El experimento, explicó la UCSB, fue repetido con los otros rasgos de la cara de ira.
“Nuestra investigación previa mostró que los seres humanos son excepcionalmente buenos en evaluar la capacidad de lucha con sólo mirar a la cara de alguien”, explica el autor principal del estudio.
“Dado que las personas que son juzgadas más fuertes tienden a salirse con la suya con más frecuencia, en igualdad de circunstancias, los investigadores concluyeron que la explicación de la evolución de la forma de la rabia humana es sorprendentemente simple: se trata de una exposición de una amenaza”, añade.
John Toody, uno de los coautores del estudio, profesor de antropología de la UCSB y codirector del Centro de Psicología Evolutiva de la universidad, explicó que era necesario intuir para la evolución que se desentrañará la cara a partir de este formado en los momentos de enojo para que aparecieron al mismo tiempo que el inicio de la ira.
“La ira –agrega– se désencadena por el rechazo aceptar la situación, y la cara inmediatamente se organiza para anunciarle a la otra parte los costos de no hacer la situación más aceptable”.
Y lo que es “más gratificante de estos resultados”, concluyó, es que “ningún rasgo de la cara de ira parece ser arbitrario; todos entregan el mismo mensaje”.