Cuando su hijo fue diagnosticado con diabetes tipo 1 con apenas 11 meses, el Dr. Ed Damiano se embarcó en una lucha personal e implacable.
El experto en ingeniería biomecánica de la Universidad de Boston, en Estados Unidos, propone una meta clara: desentrañar un dispositivo para mejorar la calidad de vida de los pacientes con su afección y lograrlo antes de que su hijo David entre a la universidad.
Hoy en día, 13 años después de que su esposa pediatra descubriera al niño, el llamado “pancras bionico” fue desarrollado por Damiano y sus colegas ya está siendo probado en adolescentes y niños.
El dispositivo utiliza un teléfono inteligente para monitorear los niveles de azúcar en la sangre o glucosa y un mecanismo de bomba que libera automáticamente en forma de vía subcutánea la cantidad necesaria de hormonas en el flujo sanguíneo del paciente.
El aparato imita el trabajo de un páncreas real, liberando insulina para bajar los niveles de glucosa y otra hormona, glucagón, para elevarlos.
con un teléfono inteligente
La diabetes tipo 1 es una afección crónica y potencialmente mortal que afecta principalmente a niños, adolescentes y adultos jóvenes. El páncreas normalmente regula los niveles de ácido en sangre o glucosa, liberando insulina, que moviliza la glucosa hacia las células. Allí se almacena y se utiliza para obtener energía.
En la diabetes tipo 1, el páncreas produce poca o ninguna insulina y no hay cantidades suficientes de esta hormona, la glucosa se acumula en un torrente de sangre. El organismo es incapaz de utilizar su glucosa para obtener energía.
“Padecer diabetes es como tener un segundo empleo”, dijo el Dr. Steven Russell, endocrinólogo del Hospital General de Massachusetts que trabajó con Damiano en el nuevo dispositivo.
Cada vez que los pacientes vienen, hacen ejercicio o sufren situaciones estresantes deben controlar los niveles de azúcar en la sangre para inyectar la cantidad necesaria de insulina.
Damiano explicó que cuando “una persona está físicamente activa, los niveles de glucosa pueden caer en forma dramática y la respuesta del organismo es segregar glucagón. Nuestro dispositivo hace lo mismo”.
En el páncreas bioónico, la información sobre los niveles de glucosa se envía al “cerebro” de un teléfono inteligente que decidirá estos 5 minutos e indicará el mecanismo de la bomba, vía Bluetooth (un sistema de comunicación inalámbrica), si la insulina o el glucagón deben ser liberados. .
Si bien algunos de los componentes del dispositivo se han establecido en el mercado por separado, es la primera vez que se los ha hecho funcionar conjuntamente en un sistema automatizado probado en condiciones reales.
“Una vida más normal”
Christopher Herndon es uno de los adolescentes que participó en la primera prueba con el páncreas bioónico desarrollado por Damiano y sus colegas.
Amante de la pesca, la natación y el ciclismo, Christopher ha debido acostumbrarse a interrumpir constantemente sus actividades deportivas para controlar los niveles de glucosa en sangre.
Christopher asegura que su experiencia con el páncreas bionico le cambió la vida.
“Usé el aparato en el verano Durante un campamento. Toda la semana que usé el páncreas bioónico jamás tuve que parar o perderme actividades porque los niveles de glucosa en mi sangre estaban muy bajos”, dijo el adolescente.
“Si tuviera el páncreas bionico podría hacer tantas cosas más y vivir una vida más normal”.
“Durante la prueba utilizada a pacientes caminando por Boston sin limitación sobre qué pudieron comer o dónde”, contó el Dr. Russell, que trabajó en las pruebas clínicas en las que la participación de Christopher.
“Les dimos el páncreas bionico y los mandamos a casa”.
“Claro que esperamos algún día encontrar una cura, pero este sistema puede ayudar a proteger a los pacientes mientras la hallamos. Me encataría algún día dar un aparato a cada uno de mis pacientes y decirles, te veo en un año”.
Expectativas
Otros laboratorios en el mundo están desarrollando prototipos del páncreas bionico.
El Dr. Alasdair Rankin, Director de Investigaciones de la ONG británica Diabetes UK, comentó: “Es fantástico que los trabajos para un páncreas artificial estén avanzando en EE.UU. y en el Reino Unido”.
Científicos de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, probaron un dispositivo que funcionó de forma similar con los niños y adolescentes que internaron permanentemente durante el estudio.
Pruebas como la realización en EE.UU. es un paso crucial, pero Rankin advirtió que “se necesita aún más trabajo para que estos sistemas puedan ser utilizados como tratamiento de rutina. .
David, el hijo del Dr. Damiano esperará ir a la universidad en unos tres años.
El experto de la Universidad de Boston aseguró que “los jóvenes que vienen a la universidad con diabetes tipo 1 enfrentan muchas dificultades”.
“Se adaptan a todo un mundo nuevo y al mismo tiempo deben asumir la responsabilidad completa por su enfermedad”, confirmó Damiano.
“Mi meta es hacer realidad un dispositivo que libere a mi hijo de esa carga”.