Para los que vivimos en la península, pasar un par de días en Canarias viene a ser algo parecido a un parón de selecciones. Aquí el tiempo pasa a otra velocidad, a ritmo isleño. La manga corta, las cholas y las playas llenas de sombrillas son señales inequívocas de que aquí se vive de otra manera y que de vez en cuando es bueno y saludable darse un parón a uno mismo. Una hora menos, o una hora más, según se mire.

Yo asocio Canarias a las vacaciones y al verano. Algo que pasa de vez en cuando. Así que para mí, venir aquí es como vivir en unas vacaciones permanentes aunque sé que solo durarán unos días. Por eso lo valoro tanto, porque sé que se acabarán pronto. Escribo este artículo desde una terraza en la playa de las Canteras, haciéndome a la idea de que en unas horas cogeré un avión de vuelta a Madrid. Un par de días en el paraíso canario bastan para pasar del estrés al descanso, recargar pilas antes de volver a la normalidad y hacer balance de lo último acontecido.

Pasa un poco lo mismo con los parones, hay algo que para sin que nada se detenga a tu alrededor. Un par de partidos separan a la crisis del favoritismo. Así de caprichosos son los extremos y así de relativo es el tiempo. Este parón FIFA me deja varias conclusiones sobre lo frágiles que son a veces las conclusiones.

La primera conclusión es que España estará en la Eurocopa del próximo verano sin necesidad de repesca y evitando un run-rún innecesario durante meses. El billete directo a Alemania ha servido para que los mismos que criticaban a Luis de la Fuente hace unos meses ahora le aúpen al Olimpo y coloquen a la Roja el cartel de favorita en el próximo torneo. Es fácil que los extremos se toquen cuando en España hay miles de seleccionadores. Es como esa gente que solo sabe vivir en verano o en invierno. Ahora todos quieren a De la Fuente.

La segunda conclusión es que Gavi tiene casi vacaciones pagadas en Escocia, y las copas, aseguradas, después de clasificar indirectamente también a la selección de Steve Clark con su gol ante Noruega. A la prensa escocesa solo le faltó darle la doble nacionalidad: “con solo 19 años, el jugador del Barcelona tiene al menos edad suficiente para beber alcohol, así que no tendrá que comprar una bebida en Edimburgo ni en ningún otro lugar de Escocia durante sus futuras visitas”. Gavi tampoco se ha librado de los palos. Ni él ni Luis Enrique cuando le convocó por primera vez con la absoluta. Ahora todos quieren a Gavi.

Y el tercer nombre que a menudo nos lleva a un extremo o al otro es el de Álvaro Morata. Siempre cuestionado, incluso, en el mejor arranque goleador de su carrera, tanto con el Atlético de Madrid como con la selección española. Pero siempre apareciendo, en busca y captura del gol. De él ha dicho recientemente Luis de la Fuente que “hace un papel de líder positivo y demuestra lo que tiene que ser un capitán siendo un ejemplo”. Con él se tiene menos paciencia que con otros delanteros, se le suele buscar un pero, el fallo.

Las opiniones son tan mudables que estas mismas conclusiones pueden darse la vuelta como a un calcetín en el próximo parón dentro de un mes. Así de impacientes, impulsivos somos. Así de relativo es el tiempo. La regularidad se encuentra en Canarias. El verano está a menos de tres horas en avión.

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