La búsqueda de una coalición gubernamental de derecha en Países Bajos ha entrado en una nueva fase que contiene la urgencia por liderar el país del líder islamófobo y euroescéptico Geert Wilders, ganador de las elecciones del pasado 22 de noviembre con su Partido por la Libertad (PVV). Según el informe presentado al Congreso por el intermediario que ha tanteado a todo el arco parlamentario, hay tres candidatos claros para intentar un acuerdo con el PVV: los liberales (VVD), Nuevo Contrato Social (NSC) y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB). Sin embargo, antes de negociar cuestiones de fondo, Wilders deberá convencerles de que está comprometido con la defensa del Estado de Derecho y el respeto a la Constitución.

Este miércoles, durante el debate parlamentario dedicado a analizar los resultados de los comicios, Wilders ha asegurado que piensa “gobernar para todos los holandeses”, y que “los ciudadanos de credo musulmán no tienen nada que temer”. Los diputados quieren más garantías y, en principio, los cuatro partidos tienen de plazo hasta febrero para ver si siguen adelante. De lograrlo, estaría más cerca la formación de un Ejecutivo con la extrema derecha en una posición preponderante.

La victoria del PVV en los comicios, con 37 escaños de un Parlamento de 150, ha colocado a Wilders en primera fila después de una década en la que nadie ha querido pactar con él a escala nacional. Le avalan 2,5 millones de sufragios, un 23,5% de los algo más de 10 millones de votos emitidos en las últimas generales.

El temor de muchos partidos de la Cámara es que un Gobierno con Wilders amenace derechos fundamentales: en el programa electoral del PVV figura la prohibición del Corán y el cierre de escuelas musulmanas y mezquitas. “Una cosa es estar en la oposición y otra gobernar; nadie debe temernos”, ha proclamado el líder ultra en el Parlamento. También ha advertido de que el resultado electoral es claro: ”Los votantes han optado en masa por poner a los holandeses por delante, por menos asilo e inmigración y más dinero en sus bolsillos”. Wilders ha reconocido que desea ser primer ministro “de todos los holandeses que siguen las reglas sin distinción de credo o ideología”. Eso sí, debería ser posible, en su opinión, “retirar la ciudadanía a las personas con doble nacionalidad que cometan un delito grave”.

El socialdemócrata Ronald Plasterk, que ejerció como ministro de Interior en varios gobiernos de Rutte (entre 2012 y 2017), ha presentado un informe al Parlamento en el que concluye que debería ser posible formar un Ejecutivo entre los cuatro partidos en liza. “Al fin y al cabo, hay que gobernar el país, aunque no será fácil”, ha dicho. En la campaña, Wilders suavizó algunas de sus proclamas más extremas y aseguró: ”[El rechazo al islam] está en nuestro ADN, pero ya no es prioritario”.

Frente a las preguntas del resto de los diputados sobre su trayectoria de confrontación con el millón de holandeses que son musulmanes, ha repetido que es “un hombre de palabra”: “Gobernaré sin hacer distingos”. Por su parte, Frans Timmermans, líder de los socialdemócratas (PvdA) y exvicepresidente de la Comisión Europea, le ha replicado con una alusión cinematográfica, comparándolo con Bruce, el tiburón de la película de Pixar Buscando a Nemo, para evidenciar que no confía en que la moderación de Wilders sea genuina. “Bruce dice que es poco menos que vegetariano, pero en cuando nota la sangre vuelve por sus fueros”, ha afirmado.

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Pieter Omtzigt, exdemocristiano y líder de Nuevo Contrato Social, es el principal promotor de comprobar la sinceridad de Wilders en sus afirmaciones de respeto a la Constitución. Antes de constatar la victoria del PVV en las elecciones, Omtizgt era reacio a colaborar con la extrema derecha. Durante el debate ha reflexionado en voz alta sobre su actual disposición negociadora. Ha dicho: “Si de verdad se pretende borrar de la Constitución derechos fundamentales como la libertad de religión o de expresión ―que seguirían incluidos en los tratados internacionales― habría que salir de la Unión Europea y del Consejo de Europa”, ha declarado. Para luego apostillar: “No he visto algo así en los programas de ningún partido”.

Queda por aclarar la postura de los liberales del VVD, que ha sido el partido mayoritario durante los últimos 13 años en Países Bajos. Su nueva líder, Dilan Yesilgöz, asegura que serán responsables y participarán en las negociaciones. De momento, señala que prefiere mantenerse fuera del futuro Gobierno, al que se muestra dispuesta a apoyar. Por ahora. El informe presentado por Plasterk abre la puerta a negociar asuntos clave como la inmigración y el clima, “si hay acuerdo previo sobre la defensa de las leyes”. Las dudas deberían despejarse para febrero. Hay mayoría en el Parlamento para que el propio Plasterk supervise a los cuatro partidos en la fase que comienza ahora.

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